***No s; c;mo lleg; a casa, ni qui;n lo pudo traer, ni de d;nde, un ejemplar del Quijote, en espa;ol, que se convirti; en el mapa de nuestro conjunto sentir aquellos d;as. El ingenioso hidalgo, de los de lanza en astillero y adarga antigua, con su roc;n flaco, y su infatigable amigo Sancho fueron nuestro modelo, h;roes bondadosos frente a gigantes de viento. Los gigantes a los que nosotros nos enfrent;bamos eran mucho m;s sanguinarios que los molinos que enloquecieron a don Quijote, pero no nos import;. Ten;amos aquella historia, como ;l tuvo sus novelas de caballer;as, y gracias a ella construimos una realidad en la que no exist;an bombas, ni campos de concentraci;n, ni cartillas de racionamiento, ni tanques, ni soldados, ni partes de guerra. Ni muerte. Nos sent;amos inmortales. Y, de alg;n modo, es cierto que lo ;ramos. Fue tan hermoso que mis nietos descubrieran as; el Quijote… Lleg; para salvarnos, en el momento justo, como siempre hace la Literatura con may;sculas. © Copyright: Ирина Ачкасова, 2022.
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